Una vez más salta a la luz pública el triste y ya famoso caso de la actriz coreana Ok-So-ri y sus vaivenes amorosos. La fiscalía pide para la moza 18 meses de cárcel por las supuestas infidelidades extramaritales cometidas ...
Tristemente, Corea del Sur es uno de los países donde el adulterio sigue estando penado por la ley. A modo de vestigio medieval o prehistórico, la ley antiadulterio surcoreana es un anacronismo con consecuencias penales para alrededor de 800 personas al año. A pesar de que la legalidad de la polémica ley ha sido discutida en numerosas ocasiones en el Tribunal Constitucional surcoreano (1990,1993, 2001 y 2008), en todas las votaciones realizadas por la gloriosa cámara hasta la fecha, la mayoría simple de los magistrados decidió mantener la ley. Significativo
No podemos olvidar que como presupuesto básico para cualquier sistema jurídico desarrollado -integrado o no en el eje del mal- es imprescindible definir cuáles serán los bienes jurídicos que serán protegidos por el ordenamiento. En ese sentido, en Corea del Sur han decidido hacer una defensa a ultranza del por ellos considerado "orden público y social".
No hace falta volver la vista hacia las hogueras y ajusticiamientos del medievo, no es necesaria una restrospectiva a las purgas raciales e industriales de la Alemania nazi. Desgraciadamente, el orden público y social, sigue estando de moda. Esa entelequia, ese cajón de sastre del que todos hablan y nadie sabe, no ha sido más que una espada para cercenar cuellos reaccionarios y alargar minifaldas a lo largo de los tiempos. Una espada, que blandida en el momento y lugar adecuado permita perpetuarse en el poder a aquéllos que se ven amenazados por el cambio, buscando una legitimación (inexistente) en la defensa del llamado"orden público y social".
Se olvidan entonces los represores, los amartilladores de clavos sobresalientes, de la esencia pura del derecho: su naturaleza social. Se olvidan también los carcamales de que el pueblo pide un cambio y de que ciertos derechos subjetivos (ya) no pueden ser defendidos por el estado de derecho, ya que el bien jurídico que se quería proteger inicialmente, ha desaparecido, ha mutado y se ha hecho independiente de la sagrada institución que se empeñan en proteger en vano. Se vuelven a olvidar nuevamente de que ahora el verdadero bien jurídico que debe ser defendido en todo este asunto sólo puede ser el menor.
Son tan mezquinos y canallas en ocasiones, que su justicia ejemplificadora sobrepasa cualquier límite, ignorando nuevamente axiomas mínimos de legislador alevín. Desoyen de nuevo compusivamente preceptos básicos en cuanto a la intensidad de la protección, así como a la proporcionalidad del castigo. Lo saben; pero es la única manera de que su casta se perpetúe, alimentándose de jóvenes que ya nacen viejos, sin tener oportunidad alguna de salir de la caverna en la que se encuentran, ya que aquellos pocos que tuvieron la suerte de salir, fueron machacados.
Coreano, están en todas partes, y tu padre podría ser uno de ellos... Mientras tanto, amigos, protejan sus matrimonios, protejan sus familias; si no lo hacen, el Estado podría hacerlo por ustedes.
.