La vida en ocasiones da giros inexplicables, vertiginosos. En esta ocasión, los acontecimientos se han precipitado tan rápido que todavía me siento incapaz de asimilarlos... Sois vosotros los primeros en conocer la exclusiva.
Cuando hace menos de un mes dije adios en este blog (
Fin de la primera parte), siempre quise dejar las puertas abiertas a un posible retorno a este país, al que ya considero como mi segunda patria. Puede al lector parecerle exagerada y superficial la anterior afirmación, pero lo hecho es que una aventura de año y medio en un país como Corea, puede llegar a dejar una profunda huella interior.
Me fui con los ojos envueltos en lágrimas consciente de que muy probablemente todo lo que dejara atrás nunca volvería a ser igual. Cuando prometí regresar, nunca pude imaginar que sería tan sólo unos días después de mi retorno. Llevaba apenas una semana trabajando en Madrid, en lo que a mi juicio era un buen puesto de trabajo. Mi familia estaba feliz con mi regreso, y yo también. No acababa ni siquiera de acomodarme definitivamente en la ciudad cuando recibí la llamada de El Banco...
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