Cuatro de los cinco varones de la oficina habíamos cogido el atubús 270 para volver a casa desde el trabajo. Yo había entrado el primero, y pude ver a lo lejos como había un asiento libre. En Corea los asientos de los autobuses son bienes muy valiosos (salvaguardan tu integridad física de frenazos y acelerones); por lo que si no hay ninguna embarazada o señora mayor, es recomendable hacerse fuerte en ellos. Aceleré el paso, y conseguí abrirme paso hasta acomodar definitivamente mis posaderas. El resto de españolitos se puso a mi lado en el pasillo, de pie.
No pasó demasiado tiempo y los chicos empezaron a hacer comentarios soeces sobre la chica coreana que estaba a mi lado sentada y de la que ni me había percatado. La chica era guapa, y es probable que de haberla visto a lo mejor me hubiera incorporado a aquella típica fanfarronería masculina grupal por propia inercia; sin embargo, yo simplemente era feliz en mi asiento, ajeno al mundo.
Es una maravilla hablar de la gente sin que se entere. A su lado, y con total impunidad. Disfrutamos siendo españoles en Corea: comentarios del tipo "qué buena está tu compañera de asiento" o "vaya escotito que me gasta la niña" fueron de los más suaves que se oyeron. Puede el lector imaginarse otros cánticos de mayor graduación. Me fijé en la moza, que alternativamente veía la televisión y mandaba mensajes por el movil; una coreana más. Minifaldera y algo más exhuberante de lo habitual. Se sucedieron los dudosos piropos durante un par de paradas. Cuando la chica se giró y me preguntó en un perfectísimo castellano si éramos españoles, todos palidecimos...
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No pasó demasiado tiempo y los chicos empezaron a hacer comentarios soeces sobre la chica coreana que estaba a mi lado sentada y de la que ni me había percatado. La chica era guapa, y es probable que de haberla visto a lo mejor me hubiera incorporado a aquella típica fanfarronería masculina grupal por propia inercia; sin embargo, yo simplemente era feliz en mi asiento, ajeno al mundo.
Es una maravilla hablar de la gente sin que se entere. A su lado, y con total impunidad. Disfrutamos siendo españoles en Corea: comentarios del tipo "qué buena está tu compañera de asiento" o "vaya escotito que me gasta la niña" fueron de los más suaves que se oyeron. Puede el lector imaginarse otros cánticos de mayor graduación. Me fijé en la moza, que alternativamente veía la televisión y mandaba mensajes por el movil; una coreana más. Minifaldera y algo más exhuberante de lo habitual. Se sucedieron los dudosos piropos durante un par de paradas. Cuando la chica se giró y me preguntó en un perfectísimo castellano si éramos españoles, todos palidecimos...
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6 comentarios:
quisiera ser un pirata,
no por el oro ni por la plata,
sino por ese tesoro
que tienes entre las patas....
el camello muere en el desierto,
el aguila muere en la roca
y yo quiero morir
con la p$#!" metida en tu boca....
Calico forever!!!
Alex falso! seguro que dijiste marranadas como todos los demás!!
Tengo mujer e hijos. Esta es mi respetable versión de los acontecimientos. Es la verdadera
si que es falso si, sobre todo porque no se escuchó ninguna marranada.
Lo mas fuerte fue (al desabotonarse un poco el abrigo): ¡eso eso, quítate ropa!
Lo se porque lo dije yo.
Eso os pasa por enfermos¡¡¡¡ Jeje, que artista la coreana, que os dejó hablar para luego sacaros los colores.....
Yo si escucho algún guiri en nuestras tierras pensando que no se le entiende también le dejo hablar para posteriormente preguntarle cualquier cosa...¡¡lo malo es que no suelen decirme esos piropos soeces!!
Y como acabóla historia??
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