Alguno de mis lectores me ha reprochado a través de un comentario (que por supuesto he censurado) que mi blog carece de"profundidad turística", siendo una especie de cajón de sastre en el que no hablo más que de pamplinas. El caso es que reconozco que la vertiente turística la estoy dejando un poco de lado, así que prometo salpicar más a menudo con alguna nota puramente turística.
Este fin de semana hemos ido a visitar uno de los cinco palacios de Seúl; el palacio "Gyeongbokgung". Este palacio tiene unos 600 años de antigüedad, y fue el palacio principal de la dinastía Joseon (1392-1910), una de las más importantes del reino koreano. Está bastante reconstruído, pero algo de armonía en esta ciudad, aunque sea artificial, nunca está de más.
Korea es un país que ha sido destruído y expoliado numerosas veces. Japoneses, chinos, rusos e incluso americanos han pululado demasiado tiempo a sus anchas por la península arrasando con mucha parte de la cultura y la identidad coreanas. Es muy probable que ese sea el motivo principal del gran nacionalismo coreano actual. La bandera ondea por todas partes.
El caso es que el palacio...poca cosa. Mucho photoshop y mucho cartón piedra. De lejos engaña, pero una vez estás allí, no dista mucho de aquellos míticos decorados policromados del "Laberinto del Chinotauro" . Para pasar la tarde no está mal, pero vamos, que nada que ver con el Faro de Hércules.
Como anécdota complementaria a nuestra visita, tengo que señalar que le pedimos a un educado coreano que nos sacara una foto con alguna estancia del palacio de fondo. Amable y desinteresadamente accedió a nuestra demanda. Nos preguntó nuestra procedencia. Al decirle que éramos españoles, empezó a recitar jugadores españoles de fútbol: Raúl, Morientes, Villa, Cesc, Xavi... ¡Qué gracioso el coreano, se los sabía todos! Yo le seguí el juego y dije: Iniesta, Joaquín, Reyes.
El caso es que cuando quise darme cuenta, me habían dejado solo con el koreano, que había entrado en una especie de trance futbolístico. Silva, Guti, Puyol, proseguía. No paraba de escupir futbolistas, y no podía quitarmelo de encima. Ramos, Casillas, Salgado... Sin saber cómo, me había acorralado entre el estanque de flores de loto y la pared. Mis ex amigos habían desaparecido, pero sabía que debía aguantar sin tirarme al agua, porque antes o después el Koreano desfallecería , no aguantaría la presión, se le acabarían los jugadores y se rendiría. Sólo eran 20 equipos a razón de 22 jugadores por equipo en la liga española.
Capdevilla, Ronaldinho, Robben, Mista. Se le estaban acabando, lo notaba, eran sus últimos latigazos futbolísticos, sus últimas gotitas, la crónica de una muerte anunciada. Aún así, el tipo, estaba totalmente fuera de sí. Cannavaro, Metzelder, Deco. Aquello había acabado.
Reconoció su derrota facialmente, e hizo el ademán de dejarme marchar. Aproveché para ganar algo de terreno y orientarme hacia la puerta de salida, súbitamente, algún resorte se debió activar en su cerebro y comenzó con Alemania y las leyendas de la selección teutona: Rumenigue, Matthaus, Sammer, Klinsmann...Intenté hacerle ver mientras intentaba ganar los baños que yo era español, y que no sabía ni me importaban los jugadores alemanes. Pero seguía persiguiéndome endemoniado con una media sonrisa de entre cabrón e hijodeputa.
Korea es un país que ha sido destruído y expoliado numerosas veces. Japoneses, chinos, rusos e incluso americanos han pululado demasiado tiempo a sus anchas por la península arrasando con mucha parte de la cultura y la identidad coreanas. Es muy probable que ese sea el motivo principal del gran nacionalismo coreano actual. La bandera ondea por todas partes.
El caso es que el palacio...poca cosa. Mucho photoshop y mucho cartón piedra. De lejos engaña, pero una vez estás allí, no dista mucho de aquellos míticos decorados policromados del "Laberinto del Chinotauro" . Para pasar la tarde no está mal, pero vamos, que nada que ver con el Faro de Hércules.
Como anécdota complementaria a nuestra visita, tengo que señalar que le pedimos a un educado coreano que nos sacara una foto con alguna estancia del palacio de fondo. Amable y desinteresadamente accedió a nuestra demanda. Nos preguntó nuestra procedencia. Al decirle que éramos españoles, empezó a recitar jugadores españoles de fútbol: Raúl, Morientes, Villa, Cesc, Xavi... ¡Qué gracioso el coreano, se los sabía todos! Yo le seguí el juego y dije: Iniesta, Joaquín, Reyes.
El caso es que cuando quise darme cuenta, me habían dejado solo con el koreano, que había entrado en una especie de trance futbolístico. Silva, Guti, Puyol, proseguía. No paraba de escupir futbolistas, y no podía quitarmelo de encima. Ramos, Casillas, Salgado... Sin saber cómo, me había acorralado entre el estanque de flores de loto y la pared. Mis ex amigos habían desaparecido, pero sabía que debía aguantar sin tirarme al agua, porque antes o después el Koreano desfallecería , no aguantaría la presión, se le acabarían los jugadores y se rendiría. Sólo eran 20 equipos a razón de 22 jugadores por equipo en la liga española.
Capdevilla, Ronaldinho, Robben, Mista. Se le estaban acabando, lo notaba, eran sus últimos latigazos futbolísticos, sus últimas gotitas, la crónica de una muerte anunciada. Aún así, el tipo, estaba totalmente fuera de sí. Cannavaro, Metzelder, Deco. Aquello había acabado.
Reconoció su derrota facialmente, e hizo el ademán de dejarme marchar. Aproveché para ganar algo de terreno y orientarme hacia la puerta de salida, súbitamente, algún resorte se debió activar en su cerebro y comenzó con Alemania y las leyendas de la selección teutona: Rumenigue, Matthaus, Sammer, Klinsmann...Intenté hacerle ver mientras intentaba ganar los baños que yo era español, y que no sabía ni me importaban los jugadores alemanes. Pero seguía persiguiéndome endemoniado con una media sonrisa de entre cabrón e hijodeputa.
Muller, Illgner, Schuster me acuciaba. Conseguí ganar el burladero y me encerré excusándome en una urgencia digestiva. Aquello si que había terminado. Esperé pacientemente sentado en la taza durante una media hora larga. Estaba claro que le había dado esquinazo. Quedaba patente la superioridad de la raza occidental sobre la asiática. Abrí la puerta furtivamente, y me aseguré a izquierda y derecha de que estaba solo. Salí de los baños triunfalmente. Había oscurecido y estaban a punto de cerrar. Abandoné el palacio y subí en el autobús camino a casa. Conseguí sentarme en uno de los pocos asientos libres que quedaban y pasados unos minutos, con el rabillo del ojo vi una silueta ligeramente familiar...
Frings, Lahm, Ballack, Beckenbauer...
5 comentarios:
Pregunta este lector, simpatizante de su blog, sí es posible para las próximas entregas -si es tan amable- nos muestre alguna foto de las jóvenes coreanas; así sabremos cómo visten, qué rasgos fisicos tienen, si prefieren la falda o el pantalón, si usan minifaldas o Kimonos, si se maquillan mucho o poco, sí son serias o tristes, si son desgarbadas o de corta estatura...
Se lo agraceré infinitamente, ya que en un futuro este anónimo visitante piensa acercarse a Seúl.
Gracias
Lo de que sea un post turístico te ha salido sólo regular, pero personalmente yo prefiero tus historias a las descripciones de sitios, que para eso están las fotos......
Pues la verdad es que ha pasado de ser un post turístico a un post cómico y por lo menos a mi me ha hecho reirme un rato en la oficina.
La foto en la puerta del templo con nombre impronunciable es la típica estampa que tienes que traer de cualquier país asiático.
Venga, a seguir posteando!!
Un abrazo.
A mi me gustan las pamplinas. Y me gusta tu blog. Así tal y como está. Lo importante es escribir. Y escribir bien. Y tu lo haces.
un abrazo.
Alejandra.
Que pechá de reir ...
Ronaldo, Robinho, Ronaldinho !!
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