Lo ocurrido en este relato es real, y su conocimiento por parte de las autoridades coreanas podría acarrear un incidente diplomático grave. Es por ello por lo que no daré nombres reales y utilizaré pseudónimos así como variaré algunos datos para que los protagonistas no sean reconocidos.
Carlos Legratto, empleado de la Oficina Comercial italiana en Seúl, se levantó rápido de su pupitre, y salió disparado hasta la puerta de su clase. Estaba harto de aquellas lecciones de coreano interminables de las que no se enteraba de nada. Estaba harto de tener que volver a ser estudiante, harto de tener que asistir obligatoriamente a clase, harto de tener exámenes y de hacer los deberes a diario. Harto de ser el más torpe de su clase. De ver a las chicas asiáticas en minifalda estaba menos harto.
Aquella fría mañana se había levantado tarde y sin desayunar había salido disparado hacia la Universidad, sin tan siquiera desayunar. Después de dos horas de clase estaba hambriento, y quería llegar cuanto antes a la cafetería, antes de que la riada de alumnos se empezase a aculmular para pagar en torno a la única caja registradora existente. Aquel día la profesora se había entretenido especialmente en explicar el pretérito anterior del verbo "yodar", y ya estaba saliendo en desventaja. Por si fuera poco, su clase estaba en el primer piso, y la cafetería se encontraba en el semisótano. Una trabajo rápida sin rastros, parecía ya imposible.
Cuando llegó a la cafetería, sus temores se habían confirmado: comprar cualquier cosa podría consumir los veinte minutos del ansiado y merecido descanso/recreo universitario. Aún así se armó de valor y agarró un kimpab dispuesto a abrirse paso hasta la caja. Pasaron cinco minutos y la cola no avanzó, seguía siendo el penúltimo de la cola, e incluso aquella japonesa gordita que odiaba se las había arreglado para colarse delante de él aprovechando el caos existente. Se dio la media vuelta. Aquel kimbap estaba especialmente delicioso. En Korea, como en Italia, las cosas gratis, sabían también mejor.
Carlos Legratto, empleado de la Oficina Comercial italiana en Seúl, se levantó rápido de su pupitre, y salió disparado hasta la puerta de su clase. Estaba harto de aquellas lecciones de coreano interminables de las que no se enteraba de nada. Estaba harto de tener que volver a ser estudiante, harto de tener que asistir obligatoriamente a clase, harto de tener exámenes y de hacer los deberes a diario. Harto de ser el más torpe de su clase. De ver a las chicas asiáticas en minifalda estaba menos harto.
Aquella fría mañana se había levantado tarde y sin desayunar había salido disparado hacia la Universidad, sin tan siquiera desayunar. Después de dos horas de clase estaba hambriento, y quería llegar cuanto antes a la cafetería, antes de que la riada de alumnos se empezase a aculmular para pagar en torno a la única caja registradora existente. Aquel día la profesora se había entretenido especialmente en explicar el pretérito anterior del verbo "yodar", y ya estaba saliendo en desventaja. Por si fuera poco, su clase estaba en el primer piso, y la cafetería se encontraba en el semisótano. Una trabajo rápida sin rastros, parecía ya imposible.
Cuando llegó a la cafetería, sus temores se habían confirmado: comprar cualquier cosa podría consumir los veinte minutos del ansiado y merecido descanso/recreo universitario. Aún así se armó de valor y agarró un kimpab dispuesto a abrirse paso hasta la caja. Pasaron cinco minutos y la cola no avanzó, seguía siendo el penúltimo de la cola, e incluso aquella japonesa gordita que odiaba se las había arreglado para colarse delante de él aprovechando el caos existente. Se dio la media vuelta. Aquel kimbap estaba especialmente delicioso. En Korea, como en Italia, las cosas gratis, sabían también mejor.
Nota del autor:
El Kimpab (김밥) es una comida típica koreana que consiste en un rollo de arroz (pab) con vegetales en su interior, rodeado de una envoltura de alga verde comestible (kim). Aunque no es una delicia, es relativamente sabroso, no es picante, y llena lo suficiente como para no pensar comer ningún otro plato coreano adicional. El título del post "Sinpab" es un agudo juego de palabras creado con los términos Sinpagare (en italiano, sin pagar, sin contraprestación monetaria) y Kimpab (en coreano, arroz envuelto en alga).
El Kimpab (김밥) es una comida típica koreana que consiste en un rollo de arroz (pab) con vegetales en su interior, rodeado de una envoltura de alga verde comestible (kim). Aunque no es una delicia, es relativamente sabroso, no es picante, y llena lo suficiente como para no pensar comer ningún otro plato coreano adicional. El título del post "Sinpab" es un agudo juego de palabras creado con los términos Sinpagare (en italiano, sin pagar, sin contraprestación monetaria) y Kimpab (en coreano, arroz envuelto en alga).
2 comentarios:
Por lo que comentas, el capullo de Legratto se fue sin pagar.
Este lector pregunta si no es demasiado arriegado hacer un "simpagar" en un país extraño como Corea a cambio de comer un puto rollito coreano.
¿Quisiera saber si el tal Carlo Legratto tuvo problemas con el servicio de vigilancia del comedor universitario?
¿No telefonearía la policia coreana al personal de la Embajada, para notificar la presencia de un caco italiano en el campus universitario?
Pregunto también ¿las chicas de la minifalda estaban también en la cola? Y si es así, ¿dónde? ¿en la parte anterior o en la posterior?
Ruego disculpe tanta interrogación, pero el caso del "SIMPAB" creo que lo merecía.
Ciao bambino.
TE salutta Cayo Norbino.
Aguda invención esa del Simpab. por fin pones algo de comida coreana (aunque sea en un post de "simpas").
Pero eso de coreano tiene lo justo que aquí lo venden en los restaurantes oreintales de toda la vida!! jajaja.
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